Por Teresa León
“Cante… en el automóvil, en la ducha, en la cocina. Deje que su cuerpo se beneficie de las grandes bocanadas de aire al cantar; sienta cómo se disipan las tensiones”
La música tiene el poder activar estados de ánimo y elevar la frecuencia vibratoria. Hay melodías que, sin lugar a duda, activan zonas del cerebro asociados a la paz, al amor sublime, la devoción y la felicidad. Otras, por el contrario, pueden empujar aún más a una persona a estados de melodrama y violencia.
Las Letras De Las Canciones Tienen El Poder De La Palabra, aunado a la vibración de la melodía. Los cantos devocionales, los mantras, y cualquier canción que usted entone dedicándosela a la divinidad lo ayudan a subir de vibración.
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El Que Canta Ora Dos Veces” _ San Agustín. En todas las religiones y prácticas espirituales la música y los cantos siempre han estado presentes.
Las campanas brindan toda una gama de vibraciones que alteran la energía de las células. Los campanarios en iglesias y cementerios ayudan a elevar el alma cuando ya dejan su cuerpo físico. Algunas, con su sonido más agudo, depuran los espacios de emociones y pensamientos. Las campanas de navidad, y las que anuncian nacimientos, votos y uniones, también son un regalo de Dios para nosotros.
Las campanas y cuencos tibetanos tienen su encanto y función especial. También lo tienen las maraquitas para alegrar a los bebés, los palos de lluvia, los tambores tocados con devoción y respeto que nos conectan al corazón de la madre Tierra. Los coros de ángeles cantando al alba ¿se imagina el amor y la fuerza que deben tener? Seguro que podrían disipar toda sombra y elevarnos en propulsión a la luz divina.
*Cante… en el automóvil, en la ducha, en la cocina. Deje que su cuerpo se beneficie de las grandes bocanadas de aire al cantar; sienta cómo se disipan las tensiones.
A todo pulmón o en susurro, hágase instrumento de la música que eleva. Deje que desde usted se extienda una onda sonora de amor, paz y devoción.