Hace algunas semanas la Revista People sacara como reportaje principal que oficializa un escándalo que tiene ya meses tímidamente dándose a conocer en algunas cadenas de los Estados Unidos, los famosos concursos de belleza infantiles.
Estos concursos de belleza se dieron a conocer recientemente en el famoso programa Toddlers & Tiaras de la cadena TLC y que es transmitido en Latinoamérica por el canal Discovery & Health. Alguien me sugirió que lo viera y me di la oportunidad de conocer de que se trataba esto que con tanto espanto me comentaban. Se trataba nada más y nada menos que de un séquito de padres irresponsables y que de padres tienen realmente poco, que someten a sus hijos a los procedimientos más infumables que podamos imaginarnos con tal de ser “bellos” y ganar títulos de belleza con su respectivo premio en efectivo y la fama de la cual aún no sé que tanto les enorgullece.
Blanqueamientos dentales, pelucas, extensiones, bronceamientos artificiales, depilado de cejas e ingle y para usted de contar. Estos son algunos de los verdaderos horrores que niñas y niños son obligados a realizarse con la excusa de lograr un nivel de “belleza” y aprobación de quienes les van a juzgar, así como despertar envidias entre sus compañeros de competencia. ¿Me quiere alguien explicar que hacen criaturas de 2, 3, 4 y más años en actividades, temas y procedimientos estéticos que ni remotamente son de un niño?
El denominador común entre estos niños es tener padres que bien estuvieron en concursos de belleza en su juventud (no así en su niñez) tuvieron o tienen aspiraciones a ser actores o simplemente famosos. Como en un brillante análisis describiera un sociólogo que escuché en la radio, la meta de la gente en estos tiempos es ser famosa solo porque sí, no importa como ni para qué, pero serlo.
Cuando los padres de estas pobres criaturas son interrogados sobre este clarísimo maltrato infantil que están ejerciendo sobre sus hijos, ellos se excusan, muchos hasta cínicos dicen que los mismos niños piden ser sometidos a esto y que lo disfrutan. A los videos que pueden encontrarse de estos programas donde ellos por voluntad propia han aceptado ser filmados me remito. Llantos, súplicas a los padres pidiéndoles “Ya no más por favor” y otras tantas manifestaciones.
“Ella es una diva” dicen muchos de los padres, refiriéndose así de sus hijas que no pasan de los 4 años de edad, justificando así la malcriadez que ellos mismos han promovido en sus criaturas. Permiten y promueven pataletas, órdenes de silencio, portazos y más, todo con tal de poder manipular un poco más a la criatura y seguirla exprimiendo con el anhelo de la tan ansiada fama y los muchos o pocos dólares que puedan sacar a cambio de disfrazar a través del maltrato a sus hijas como mujeres.
¿Qué nombre se le pone a un padre que haga esto con sus hijos?
Los que me conocen y han seguido mi trabajo saben que no apruebo ni comulgo con todo el submundo de los concursos de belleza, conocidas son mis razones, sin embargo respeto como cada quien quiera hacer su vida. Sin embargo considero indolencia de mi parte el no decir nada y hoy estoy cambiando esto.
No es solamente el espantoso y criminal proceso al que someten a estos niños a una edad donde simplemente no les toca ni tienen por que vivir estas experiencias, es que va mucho más allá el daño. Se les está poco menos que adoctrinando, amaestrando y educando para que conduzcan su vida de esta manera, su autoestima y así su valoración del mundo que les rodea, esto por nombrar solo algunos de los contra que podemos encontrar.
Yo de ser un ente gubernamental con potestad en esos temas, prohibiría los concursos y certámenes con menores de edad y a esos irresponsables con títulos de padres los sometería a terapia psiquiátrica por tiempo indefinido, con la respectiva remoción de custodia y guarda.
Es criminal someter a un niño a competencias y enseñarle desde pequeño que tiene que vivir demostrándoles a los demás que es esto o aquello al precio que sea para ganar o ser aceptado. Y lo triste es que esta plaga se extiende a muchísimos más países, incluida una buena tajada de Latinoamérica
No hay premio o excusa que valga, los concursos de belleza de niños deberían ser catalogados como un crimen.
Por ahora los siguen aplaudiendo esto como una gracia, ya veremos a la vuelta de unos años cuando vean los resultados si los aplausos seguirán oyéndose con el mismo vigor y “felicidad”.
En Twitter: @BarretoLeyva