¿Conocen la hiena? ¿No? la verdad hubiese preferido no conocerla jamás. ¡QUÉ MIEDO! Este animal siempre ha sido considerado como un ser despreciable. Según la historia se creía que los perros perdían los sentidos cuando estaban cerca de una hiena. Más de un perro cayó en las garras de la hiena hasta que se dieron cuenta de su trampa, se hacía pasar por dócil, amigable, y divertida y al descuido clavaba su poderosa mandíbula llena de dientes filosos y babosos. Los árabes decían que quién comía los sesos de una hiena se volvía iracundo, cambiaba su forma de ser y se convertía en despojo.
La hiena tiene cara de “no rompo un plato”, parece que siempre está feliz, se ríe siempre, parece que nada le afecta, pero OJO es mala y traicionera, administra a la perfección su habilidad de apoderarse de los restos o despojos de los demás. Es sumamente perezosa, no hace nada, ataca donde sabe que hay una ración para ella, su ambición es indescriptible, vive destruyendo con sus poderosos dientes, tiene un olfato que le permite detectar a gran distancia sus presas, las sigue sin prisa.
La hiena vive frustrada nada le satisface. Es muy cobarde, nadie la respeta porque va dejando en el camino huellas desagradables, la diferencia entre “La Araña” y “La Hiena” es abismal, me quedo con la Araña porque conoces su veneno y sabes dónde te puede atacar, pero la hiena te ataca a traición y no hay antídoto.
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