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Mi Secundaria 30 años después…

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Y después de 30 años…
todo parecía igual, las sonrisas, las bromas, la hermandad, nada cambió a pesar de tres décadas de aparente ausencia. Un reencuentro que hasta hace un mes era impensable, hoy se ha convertido en la necesidad permanente de no desaparecer ya para los amigos, ni ellos para uno.

Los excompañeros de la secundaria 178 Madame Curie, ya no comparten más las aulas, el patio, la cooperativa, las tareas o los regaños de los profesores, hoy son cómplices de anécdotas, vivencias, madres coraje que salido adelante con sus hijos, hombres de bien, profesionistas y padres de familia, solteros, casados, de todo, como en el super, pero siempre con un común denominador…la alegría, la risa franca, el simple gusto de rencontrarse con su pasado, hoy más presente que nunca.

El punto de reunión no podía ser otro, la misma escuela donde todo comenzó. Ahí, uno a uno fueron llegando los estudiantes, como aquella fecha inolvidable, el primer dia de clases. La emoción? Indescriptible, el resultado? Abrazos, bromas, sorpresa al recordar amigos que hacía tiempo no veíamos.

Después, en casa de nuestra anfitriona, una chica linda y platicadora, hoy convertida en una gran profesional y mejor madre y esposa.  Luz Elena Valencia, abrió las puertas de su casa a este grupo de jóvenes de cuerpo y alma, dispuestos y ansiosos por revivir glorias pasadas y compartir triunfos presentes.

Los comentarios, siempre en el mejor de los sentidos, que si te ves igualito, que si estás muy delgado, estás muy guapa, cómo te va con los hijos, después, lo inevitable: el albúm de los recuerdos se abrió y en un instante, nos trasladamos a aquellos años de estudiantes: tú me caías gorda, tú me pusiste ese apodo, anduviste con fulano, a mi me gustaba aquella.

Pausa obligada: recordar a quienes ya no están físicamente, pero que nos dejaron algo muy importante: su esencia, su carácter, su amistad. Nuestros pensamientos con ellos y sus familiares.

Tiempo sin vernos y ese mismo tiempo faltó para convivir y disfrutar de la reunión, la primera de muchas dicen algunos, la primera de todas, dicen los filósofos, pero sobre todo…la primera, la mejor, la más importante, porque dicen que la primera vez nunca se olvida.

Gracias a Norma Angélica Pacheco, bella promotora de esta  reunión; a Luz Elena, gracias por recibirnos en tu hogar, gran anfitriona. A todos y cada uno de los asistentes gracias por su presencia, por su deseo de estar, por hacerlo con la mejor de las actitudes y entusiasmo, pero sobre todo gracias a Dios por permitirnos volver al pasado y rescatar lo mejor de él: nuestros amigos.

La promesa está hecha, habrá más reuniones, vendrán más y más compañeros, pero esta, la primera, no se olvidará.

Reseña por: Jorge Pineda Alvarado

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